martes, 26 de marzo de 2013

NADA SE REVELA A LA MANADA


NADA se revela a la manada,
si acaso los rayos,
o peor, el relámpago mudo,
que invoca al miedo.
La revelación sucede a solas,
pero no en la soledad provisional
sino en la soledad por vocación
y para siempre,
la soledad que promete no revelar
lo revelado. Revelación para uno solo.
Revelación secreta.
El resto es contar
para descontar tiempo.
Por eso soy lo que soy
cuando callo,
cuando apenas tengo presencia
y brillan mis ojos
de pensamientos atropellados
que quieren decirse por mi boca.
Soy cuando callo
y espero,
cuando me tenso,
cuando me fatigo de la vida lenta
y  acelero, me voy,
pierdo el interés,
y ya no espero decir: digo,
en silencio,
para mí,
(y juro
solemnemente
guardar el secreto).
 
                                       de Palabras dactilares, pag. 43
 

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